Mundo distópico

En un país ocupado por el ejército de los esprays, nadie tiene derecho a tener plantas ni en casa ni en la calle. Por eso, mucha gente no saben ni como crece una planta ni qué aspecto tiene, hasta que un día uno de los soldados encuentra una semilla enterrada en el polvo y su curiosidad se despierta, algo grande y revolucionario.